Ir al contenido principal

"QUERIDO PROFESOR" (III)

 

Se aceraba el momento del gran número final. Ese mágico momento en el que delante de un gran público, te ponen la beca y te entregan tu merecido premio, dando a entender que ya estás listo para la nueva vida que te espera. No disfruté de ninguno de los preparativos previos, temiendo que mi falta de aptitudes (que no de actitud) en esa asignatura, tu asignatura, me anclara allí. Era como prepararme para un juicio sabiendo que estaba condenada desde el principio a muerte. Uno de los últimos días de aquella tortura, se te ocurrió preguntar qué era lo que queríamos estudiar. A todos los demás otorgabas tu aprobación con una breve flexión de cabeza. Cuando llegaste a mí, parpadeaste, sorprendido al escuchar mi decisión y pasaste de largo al siguiente, a quien de nuevo bendeciste con un movimiento de tu regia testa. ¿Pensaste por un momento lo que eso fue para mí? Está claro que no. ¿Cómo iba yo, que suspendía sistemáticamente todas tus evaluaciones, que demostraba constantemente no ser suficiente, acceder a tu campo? Oh, Eminencia, perdone mi atrevimiento, deje que falle la siguiente tarea y su criterio vuelva a aplastarme para por fin poder abrir los ojos. Flagelaré mis pretenciosos sueños con el látigo de su verdad.

Mi adorado sexto sentido tuvo que, en algún momento, pronunciar el nombre correcto, porque milagrosamente, aprobé la asignatura. Pude recoger, junto al resto de mis compañeros de promoción, esa bandita que me acreditaba como libre de ti y de todo el daño que tu actitud y falta de palabra me hicieron. Lo más importante es que también te puede dejar, como regalo final, la indiferencia con la que me habías tratado. Superé el examen de acceso a la Universidad con una gran nota en lo tocante a tu parte, teniendo en cuenta, claro, todo lo que había pasado. Mi resolución, o mi soberbia, como prefieras llamarla, gracias a quien sea, se mantuvo firme y decidí hacer la carrera de literatura y lenguas puras. Decidí estudiar Filología. Solo tenía un problema: la motivación. Me la habías quitado toda. Yo sabía que eso era lo que quería hacer, pero tu fantasma se resistía a dejarme ir. En esta ocasión, tuve suerte y me encontré con otros docentes que no solo reavivaron lo que tú dejaste muerto (desde aquí, muchas gracias, de verdad), sino que además me ayudaron a recuperar la confianza en mí misma y en mis capacidades. No solo terminé la carrera sin problemas, sino que entré en un máster, doble para más señas, no porque te interese saberlo, pero, sinceramente, suena bien decirlo. En el primer año, tuve que hacer unas prácticas en un instituto y, pudiendo elegir, volví al mío después de poco más de cuatro años. Tú todavía seguías allí. Me reencontré con todos los que alguna vez compartieron sus clases conmigo, que entre sorprendidos y contentos por mi vuelta, e dedicaban palabras de aliento y buenos deseos. Tú aun no habías aparecido.

Nos volvimos a ver en una reunión del departamento. Mi compañera, puesto que éramos dos, y yo asistimos con nuestro tutor en calidad de aprendices. Tras unos momentos de confusión, porque entraste como un vendaval, reparaste en nosotras y dejaste caer tu mirada confundida en mí unos segundos que parecieron eternos. Aclarada la duda de que éramos las estudiantes de prácticas, te dirigiste a mí directamente y entrecerrando los ojos, como intentando hacer memoria, me preguntaste si yo había estudiado allí. Asentí con la cabeza y añadí que habías sido mi profesor de lengua en 2º de Bachillerato. Algo tuvo que encajar de repente en el puzle de tu mente, porque abriste mucho los ojos y comenzaste a decir que tenías mucho trabajo que hacer, para así acelerar la reunión. Tanto mi tutor como mi compañera se dieron cuenta de esto y acabada la junta, me preguntaron qué había pasado. Se lo conté todo sin ahorrar detalles. Se sorprendieron mucho con mi historia, pero no me cuestionaron, ¿por qué iba a mentir? Lo más llamativo no era tu proceder, sino el mío. Me encasillaste en un número desde el que me era imposible subir al siguiente nivel, y ahora me tenías delante, trabajando codo con codo contigo, como un miembro más del gremio. Desde entonces, al cruzarse nuestros caminos en los pasillos, agachabas la cabeza de manera que pareciera casual y mirabas al suelo, o directamente, cambiabas tu rumbo para no verte a mi lado, aunque solo fuera un segundo. Decir que esos momentos en los que reconocías, sin palabras, tu error, fueron impresionantemente satisfactorios no se acerca ni lo más mínimo a la verdad. No me hacían sentir superior, ni mucho menos es lo que busco o lo que quiero, pero me devolvieron la sensación de validez que me quitaste.

Ten en cuenta, querido profesor, todo esto para saber medirte como tal. Y tú, seas o no estudiante, no dejes que un momento o un simple número defina tu trabajo, tu mente, tus posibilidades o a ti mismo, porque la imparcialidad y la objetividad, no siempre están presentes cuando se las necesita. Eso no es indicativo de nada más que la falta de profesionalidad de quien mira. Olvida a los espectadores que, sin riego de perder nada, miran el movimiento de las piezas juzgando desde la comodidad de sus estrados. Ten claros tus objetivos y lucha contra viento y marea, si es necesario, por ellos, porque como ves, si sabes lo que quieres, lo puedes conseguir.

Libre: final del esbozo. Al fin la protagonista se libera de esas cadenas y comienza a levantarse. La expresión de su rostro muestra determinación, desafío y seguridad. La ropa que le he añadido quiere tener un toque del estilo griego, propio de las humanidades y los estudios del pensamiento. Está demostrando de lo que es capaz, tanto para los demás como para sí misma. Está preparada para dar fin a su largo camino, pues en la universidad todo ha cambiado. Próximamente veremos el dibujo completo, en el lugar donde ella también se completa a sí misma. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

"LOS CUATRO SEÑOROS DEL APOCALIPSIS: EL ILUSTRADO"

Tenía muchas ganas de hacer esta serie. Diría que incluso ha sido una experiencia liberadora. Los patrones de conducta que se van a explicar en esta pequeña colección, que además he tenido la gran oportunidad de observar de primera mano, siguen siempre unos mismos puntos comunes. Espero que verlos explicados aquí ayude a reconocerlos y, por tanto, a saber actuar en consecuencia con las personas que los demuestran. Antes de pasar al asunto en cuestión, me gustaría dar las gracias a Sol de Carranza  (os animo a echarle un vistazo a su perfil) por aceptar ayudarme en este proyecto. Por mi parte no puedo estar más contenta con el resultado, porque ha captado estupendamente la expresión que ponía cada vez que me encontraba con este personaje. EL ILUSTRADO La globalización tiene muchas ventajas. No solo en los niveles económicos, sino también en todo lo concerniente a las relaciones interpersonales. Gracias a Internet puedes establecer contacto con todos los puntos del globo, y po...

"SERPIENTES BLANCAS"

  ¡Buenos días! Tras un tiempo alejada del blog por motivos académicos, ya era hora de regresar. Para esta ocasión, el reto elegido es uno relacionado con uno de mis temas favoritos, la mitología. La premisa principal era crear una pequeña historia que tuviera lugar en un espacio parecido al de un campamento, una historia de fogata pero submarina. Dio la casualidad de que me encontraba trabajando con un bestiario medieval y en él estaban las protagonistas. ¿Quiénes son? ¿Por qué las elegí? Bueno, ya lo veréis…   Esta es una historia que mi abuela solía contarme cuando tenía ocho o nueve años, como vosotros ahora. Era mi cuento favorito. Pero todo cambió cuando descubrí que era mucho más que el relato fantasioso de una anciana. Todo comenzó un precioso y soleado día de verano. El sol brillaba en el cielo, limpio y claro. El mar relucía como un espejo bajo él. Las gaviotas volaban de acá para allá buscando peces que llevar a sus nidos. Los niños salían de sus casas para jugar, l...

"(DE)SASTRES"

  Vuelvo aquí tras un tiempo alejada por motivos de estudios. He pensado mucho sobre si debería escribir sobre esto, dudaba porque no sabía que enfoque darle para que no quedara como una lamentación patética. Tras muchas vueltas, la musa Ironía apareció y me dio la solución. Con su ayuda, nació este texto, que, como todos los demás, parte de una experiencia personal. Lamentablemente, no será la última vez que sea blanco de esta manida frase, estoy preparada para ello, total, son solo palabras y estas no me definen. Tampoco a ti, si estás o has estado alguna vez en una situación parecida. ¡Buena lectura! Mido cuidadosamente antes de cortar, tengo el espacio justo entre pieza y pieza. No puedo cometer ningún error, me tomo muy en serio mi trabajo, la profesionalidad ante todo. Una vez que tengo la tela preparada, uso la aguja, enhebrada con un fino hilo, para coser la prenda en la que llevo tiempo trabajando, porque, ¿para qué otra cosa sirve una persona soltera si no es para vestir ...