Ir al contenido principal

"QUERIDO PROFESOR" (I)


En esta ocasión, se trata otra experiencia propia. Como queda patente en el título, esta carta abierta está dirigida a un profesor que dejó, por desgracia, una impronta desafortunada en mi memoria. Cuando ahora miro hacia atrás para recordar esa experiencia, puedo por fin hacerlo sin sentirme mal al respecto. Para este proyecto, he trabajado con Lucía, a quien conoceréis si habéis leído los primeros posts. Ella ilustrará cada una de las cuatro partes de este mensaje con pequeños dibujos, de manera que solo al final, se verá la imagen completa. Muchas gracias, Lucía, por colaborar conmigo en esta ocasión.

A pesar de que aparezcas en el título, este mensaje no es para ti, sino para quien está al otro lado de tu mesa, pendiente de ti y de tus juicios, mientras cuantificas trabajos, y en algunas ocasiones también a la persona detrás de ellos, con números enteros y decimales. Desde aquí te digo que puedes liberar del archivo de tu memoria el expediente en el que me inscribiste, porque se ha quedado obsoleto. Es lo que yo hice con el tuyo, no por haberse quedado atrás en el tiempo, sino por inútil, No se puede escribir en una hoja que ya está totalmente cubierta de garabatos, porque aunque se intente, cualquier añadido parecerá solo un borrón más. Irónicamente, a pesar de todo, he de darte las gracias, porque sin ti no habría llegado a donde estoy.  

Muchas son las ocasiones en las que la opinión de los demás influye más en nuestras decisiones vitales que lo que nosotros queremos. La presión social y el miedo al fracaso están presentes en todos los giros de nuestra historia, haciendo que, sin prestarnos atención a nosotros mismos, tomemos un camino u otro, porque, claro, no podemos permitirnos fallar y dejarnos guiar es siempre más fácil que ser “egoístas” y contradecir a quien nos aconseja, siempre teniendo en mente nuestro propio bien, ¿verdad? Pues no. Esta historia es la prueba de ello. Hice todo lo contrario a lo que me decían, estuve dispuesta a fallar, a equivocarme y asumir mi error, en caso de que fuera necesario. ¿La sorpresa? No fue así.

Eran el momento y el lugar decisivos. El verano ya había acabado y comenzaba el tan temido curso de 2º de Bachillerato, el último peldaño que me quedaba por subir para atravesar la puerta que me llevaría a mi futuro. Tenía muy claro lo que quería hacer, por eso había escogido la rama de letras: quería estudiar literatura, convertirme en una experta leyendo, analizando, comparado y tendiendo puentes entre la escritura y el resto de las ramas del Humanismo, así como de conocer y tener a mano las herramientas necesarias para comprender y analizar todo lo que a la lingüística se refiere. Estaba deseando comenzar esa nueva etapa, pero todavía tenía que superar  el año de Bachiller. Primer día de clase de lengua. Llega el profesor, se presenta y comienza la lección. Pasan los días y se acerca la fecha del primer examen. Estudio como siempre, sin dejarme nada atrás y abriendo lo máximo posible la mente para intentar comprender, que no memorizar, cuanta más información, mejor. Tengo la prueba delante, la leo e inmediatamente comienzo a escribir. No es difícil y quiero tener tiempo para repasar. Pasa la hora y estoy más que satisfecha con mi desempeño. Pocos días después, el profesor nos anuncia que ya tiene las notas y siguiendo un método bastante anticuado, nos hace salir a una mesa aislada  en el centro de la habitación para enseñarnos nuestros exámenes. Llega mi turno y estoy ansiosa por ver el resultado de mi esfuerzo. Y ahí estaba. El primer suspenso en Lengua y Literatura de toda mi vida. Decir que se me cayó el alma a los pies es poco, muy, muy poco. Más bien, lo justo sería apuntar que se me paró el corazón. ¿Literalmente? Casi que sí.

Volví a mi asiento como pude, intentando comprender qué había pasado. Quizás había tenido un mal día, sí, seguramente había sido eso. Solo tenía que esforzarme más en el siguiente e ir levantando la nota, no solo para aprobar la asignatura, sino también para demostrarme que yo podía. Seguía confiando en mí misma. Un tropiezo lo tiene cualquiera, un mal resultado no significa que seas malo o que no hayas trabajado. Y con este pensamiento, hice borrón y cuenta nueva, preparada para enfrentarme al siguiente desafío.

Cima: se trata de un dibujo muy simple, hecho con líneas sencillas, pero que esconde más de lo que aparenta, pues se irá construyendo a medida que la protagonista avance en los acontecimientos. Comienza así en una base, un punto de partida, Bachillerato, con una meta, una cima, que dese alcanzar a pesar de lo inclinada que se presenta la pendiente. ¿Cómo se desarrollará esa imagen?

Comentarios

Entradas populares de este blog

"LOS CUATRO SEÑOROS DEL APOCALIPSIS: EL ILUSTRADO"

Tenía muchas ganas de hacer esta serie. Diría que incluso ha sido una experiencia liberadora. Los patrones de conducta que se van a explicar en esta pequeña colección, que además he tenido la gran oportunidad de observar de primera mano, siguen siempre unos mismos puntos comunes. Espero que verlos explicados aquí ayude a reconocerlos y, por tanto, a saber actuar en consecuencia con las personas que los demuestran. Antes de pasar al asunto en cuestión, me gustaría dar las gracias a Sol de Carranza  (os animo a echarle un vistazo a su perfil) por aceptar ayudarme en este proyecto. Por mi parte no puedo estar más contenta con el resultado, porque ha captado estupendamente la expresión que ponía cada vez que me encontraba con este personaje. EL ILUSTRADO La globalización tiene muchas ventajas. No solo en los niveles económicos, sino también en todo lo concerniente a las relaciones interpersonales. Gracias a Internet puedes establecer contacto con todos los puntos del globo, y po...

"SERPIENTES BLANCAS"

  ¡Buenos días! Tras un tiempo alejada del blog por motivos académicos, ya era hora de regresar. Para esta ocasión, el reto elegido es uno relacionado con uno de mis temas favoritos, la mitología. La premisa principal era crear una pequeña historia que tuviera lugar en un espacio parecido al de un campamento, una historia de fogata pero submarina. Dio la casualidad de que me encontraba trabajando con un bestiario medieval y en él estaban las protagonistas. ¿Quiénes son? ¿Por qué las elegí? Bueno, ya lo veréis…   Esta es una historia que mi abuela solía contarme cuando tenía ocho o nueve años, como vosotros ahora. Era mi cuento favorito. Pero todo cambió cuando descubrí que era mucho más que el relato fantasioso de una anciana. Todo comenzó un precioso y soleado día de verano. El sol brillaba en el cielo, limpio y claro. El mar relucía como un espejo bajo él. Las gaviotas volaban de acá para allá buscando peces que llevar a sus nidos. Los niños salían de sus casas para jugar, l...

"(DE)SASTRES"

  Vuelvo aquí tras un tiempo alejada por motivos de estudios. He pensado mucho sobre si debería escribir sobre esto, dudaba porque no sabía que enfoque darle para que no quedara como una lamentación patética. Tras muchas vueltas, la musa Ironía apareció y me dio la solución. Con su ayuda, nació este texto, que, como todos los demás, parte de una experiencia personal. Lamentablemente, no será la última vez que sea blanco de esta manida frase, estoy preparada para ello, total, son solo palabras y estas no me definen. Tampoco a ti, si estás o has estado alguna vez en una situación parecida. ¡Buena lectura! Mido cuidadosamente antes de cortar, tengo el espacio justo entre pieza y pieza. No puedo cometer ningún error, me tomo muy en serio mi trabajo, la profesionalidad ante todo. Una vez que tengo la tela preparada, uso la aguja, enhebrada con un fino hilo, para coser la prenda en la que llevo tiempo trabajando, porque, ¿para qué otra cosa sirve una persona soltera si no es para vestir ...