¡Volvemos a los retos! En esta ocasión, la
premisa es partir de la paradoja del Gato de Schröedinger. Este experimento
sugiere que un hipotético animal que esté metido dentro de una caja puede estar
simultáneamente vivo o muerto. Nos dimos total libertad para crear la historia,
y tras pensar detenidamente el enfoque que quería darle a la mía, creé esta pequeña reflexión como resultado.
Dos posibilidades. Siempre hay dos
posibilidades, un sí y un no, ¿cuál se elige? ¿Hay alguna correcta? Aquí estoy,
pensando como siempre en qué camino tomar, qué palabras elijo, tomando algunas
y descartando para siempre otras. ¿Qué pasará con todo lo que dejo atrás? ¿Y
con aquello que no conoceré jamás? Todas son preguntas sin respuesta, porque
cuando obtienes la mitad de esta, no puedes volver atrás y recoger la parte que
falta para solucionar la incógnita. De eso se trata la vida, tomar decisiones,
en la mayoría de los casos inamovibles, para seguir avanzando, aunque en la
mayoría de las ocasiones caminemos hacia delante con la vista vuelta hacia
aquello que dejamos a nuestra espalda. Esto convierte nuestro camino en un
interrogante constante, fascinante y aterrador a la vez, que nos lleva hasta
donde estamos por propia iniciativa. Tenemos ante nosotros un auténtico
laberinto en el que todo se resume a un simple "¿y si...?". Pero,
¿eso es todo? ¿Qué tiene que ver esto con Schröedinger y su hipótesis? La respuesta
es muy sencilla: quizás. Quizás sea sí o quizás sea no. No hay solo dos
senderos, no, hay tantos como se quiera, la clave es cuestionarlo todo, usar
más el "quizás", explorar todas las posibilidades, y partir de estas
para crear nuestra propia visión, un camino único que aúne el sí y el no,
porque del blanco al negro hay toda una escala de grises. Entre el sí y el no,
todo un abanico de "quizás", porque, ¿y si...?
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